El territorio de mis imágenes
¿El cielo? ¿Las nubes? ¿El agua? ¿El jardín? ¿La ciudad? ¿Mi casa? ¿Cuál casa? ¿Otra vida? ¿Restos de otra vida? ¿Las ruinas de lo que fuimos y de lo que fui? ¿Un cuerpo apenado? ¿O los mil pensamientos que dan vueltas en mi cabeza?
Mirar y mirarme, ¿duele?
¿Cuándo empezó nuestro final?
No sé decir ni cuándo ni por qué, tampoco estoy segura de cómo.
"El bolso que uno lleva consigo es tan precario y tan incierto como el futuro que lo espera. Al cerrar la puerta de la casa que está dejando de ser nuestra, son más las cosas que uno deja: ilusiones a medio hacer, una felicidad que se agotó, una parte sustancial de la vida, las huellas de un desconcierto. Y también, aunque provisoriamente, y por razones estrictamente prácticas, esa materialización desplegada de un hábito muy propio, esa colección paulatina de experiencias personales, ese vaivén cronológico de pasados (ya leídos) y futuros (por leer), esa paciente acumulación de fervores, esa suma de sí mismo, ese autorretrato en ausencia, esa memoria, esa obstinación, ese todo: la biblioteca".
Martín Kohan
¿Qué hago yo acá? ¿Qué va a pasar ahora? ¿Qué hago con la vida?
El paisaje siempre es el mismo, un departamento que no elegí, luminoso y vacío, un lugar donde pasar el tiempo y empezar de nuevo.
Capas y capas de desencuentros.
Todo va y viene entre lo conocido y lo desconocido.
Empiezo a sentir, puedo volver a besar, a acariciar, a abrazar.
Vuelvo a sentir a otro, porque volví a estar viva. También sé que me vas a dejar caer, y cuando caiga voy a estar despedazada.
No me queda claro qué convierte un espacio en hogar, mi hogar. Por ahora habito este departamento sin muebles, entre el llanto, el silencio y pequeños ratos de goce.
Necesito que el tiempo pase y rearmarme, ver cómo seguir, por dónde seguir.
Los ojos de la niña son inmensos. Son ojos que dejan intuir, siempre con total transparencia, sus cambios de humor. Creo que cuando yo era niña, mis ojos también eran así, así de transparentes. Mis ojos de adulta quizás son más inmutables, y más ambivalentes en sus mínimos cambios.
Valeria Luiselli
¿Qué queda del mundo compartido?
¿Se disolvió?
¿Qué dejamos de nuestro mundo en el mundo compartido con otros?
"No hay nadie más indeseable que aquel a quien se deja de desear"
Y a veces pienso que hay cosas que nunca se llegan a entender, que quedan ahí, flotando a nuestro alrededor, dispuestas a atacar en cualquier momento.
Que la pena no se acaba, se aleja por unas horas, unos días, después toma por sorpresa, inunda, revuelca, que hay que aprender a vivir con eso.
Federico Falco
Ya van a venir días calmos, días lindos.
A pesar del calor, y el dolor, la vida me parece hermosa.
No sé si sabías que yo pensé muchas veces en tí, de alguna manera te habrás dado cuenta.
Alejandra Pizarnik
Necesito soledad. Necesito espacio. Necesito los campos vacíos alrededor de mí; y mis piernas con paso pesado a lo largo de las carreteras; y soñar.
Virginia Woolf.